martes, 13 de abril de 2010

Patatas con mojo

No soy gran consumidor de patatas, pero están ahí. No hay que despreciarlas. Llegué a las patatas por la parte, por la salsa, por un frasco de mojo picón que encontré el sábado en los grandes almacenes. Una salsa que es canaria, pero de marca El Argentino y fabricada en Asturias: extraña mixtura nacionalista.

Así hice las patatas con mojo picón: las herví diez minutos en agua, las metí otros tantos en el horno como a 180º (fueron pocos grados o minutos, porque quedaron duras) y luego añadí pimentón agridulce de La Vera, queso emmental, sal, aceite de oliva y la salsa citada.

A pesar de su rigidez, me pareció un plato más que aceptable.



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El tema de asar patatas al horno e introducirles elementos creo que tiene un nombre, pero no lo recuerdo...

martes, 6 de abril de 2010

Picantismo necesario

He comido pasta con una salsa boloñesa de bote. Sí, qué pasa. Para que no fuera todo tan industrial e impersonal, he añadido una guindilla, o una pimienta cayena, o un pimientillo o lo que sea. No sé qué es porque en el envase no lo indica, así que pido vuestra colaboración.

Presuntas guindillas.

Mientras ingería aquello he creído apercibir notar cierto toque picante, pero no sé si era sugestión o qué era, porque el caso es que tampoco picaba mucho. Lo cierto es que me ha dado para una reflexión (comer solo, frente a la pared de la cocina, tiene estas cosas) que he decidido que colgaría aquí, en la nueva sección de Reflexiones culinarias. La reflexión venía a reflexionar sobre ese aspecto tan necesario que es el picante, la especia, el toque. Es cierto que hay productos que no admiten aditivos, con su Denominación de Origen y demás. Pero otro muchos sí. Más que productos, hablaría yo de platos. Decía el otro día David de Jorge que prefería las patatas a la riojana bien guerreras, que si no, no eran patatas a la riojana. Pues eso.

He pensado entonces que hay gente que tiene ese picante, esa guindilla, ese pimentón dentro de sí, ese toque, y gente que no. Prefiero los primeros. (Me diréis que no hay que abusar del picante, y que el picante cansa. Puede ser. Pero cansa menos que la molicie de los sentidos.)

Ya.


Fantástica vista desde el interior de la bolsa. He descubierto una opción en 
la cámara para hacer fotos de Comida y los resultados creo que son interesantes. 
(Pinchen en la foto y presionen F11)

sábado, 3 de abril de 2010

Alcachofas con jamón

Hoy, amigas, en honor a doña Patio, un poco de verdura. Si es que la alcachofa es verdura: el otro día tuvimos un acalorado debate al respecto de qué es y no es hortaliza. Y concluimos, porque alguien parecía saberlo con más autoridad, que hortaliza, como la propia palabra indica, es todo lo que viene de la huerta. ¿Se cultivan las alcachofas en una huerta? "Este tierno vegetal, de dulce corazón, que se vistió de guerrero", dijo de ella Neruda. El caso, es una verdura. Una verdura que siempre me ha sorprendido por su capacidad para volver dulce, sabora, el agua.

Picamos jamón serrano y ajo y se fríe en un cazo. Se vierten después los corazones de alcachofa de la lata y se añade harina según arte. Si hay demasiada agua, se retira con una cuchara hasta lograr una salsa con cierta espesura. Se deja que ese potaje tome algo de cuerpo y se coloca en el plato (me niego a decir emplatar).

En Éste no es el blog de Ferran Adrià hemos añadido un poco de pimentón picante de La Vera a modo de corolario.

Que lo disfruten.

PD: Doy fe de lo que advierte Patatica en su blog.

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jueves, 1 de abril de 2010

Tiras de pollo a la pimienta con champis

Lo primero, lavar los champiñones. Luego se les corta el rabo (ayy) y se laminan, apoyándolos sobre la tabla de madera por donde les crecía el tallo. Se pueden cortar así muy fácilmente. Se pica ajo muy fino y se vierte encima, y va todo a la sartén, a fuego muy vivo. Tras un rato de fritanga, se añade nata líquida al gusto y pimienta, hasta lograr que empaque aquello bien, que coja cuerpo.

En otra sartén freímos las tiras de pollo teniendo cuidado de no secarlas. Nada peor que el pollo seco, duro, refritado. Es algo muy común "en este país" lo de freír las cosas como si jugáramos a La Inquisición. Tiene que haber una explicación sociológica a este fenómeno, pero no se me ocurre ahora cuál. Freímos, digo, con el arte necesario para que el interior del pollo esté tierno y añadimos después este material al salsámen pimentero con los champis y el ajo.

Como en la mayoría de los platos, lo ideal sería comerlo un par de horas después de haber sido preparado, para que empape y pille bien todos los sabores, aunque haya que recalentarlo en el aséptico microondas.

Se puede acompañar con arroz blanco en un bol, o con una ensalada verde para después, que aligerará la sensación de llenazón que aporta este plato no apto para dietistas.

Que lo disfruten.

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Entrante

Nace un nuevo blog, por si fueran aún pocos. Aquí se irán colgando recetas varias que el autor vaya componiendo, un poco a ciegas, un poco experimentando, un poco por fijarlas en algún lado, un poco por compartirlas con alguien, si es que fueran de interés. Obviamente, como se aclara en el título, éste no es el blog de Ferran Adrià.

Que lo disfruten.